Sé breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo.
—Miguel de Cervantes
¿Qué vamos a decir de estos monstruos escritores que aún no sepamos?
Hemingway y Kakfa tan disímiles y geniales. Uno, el prototipo de escritor atormentado, el otro aventurero, cazador, tejedor de frases vigorosas. Fueron casi contemporáneos, coincidiendo en el mundo durante algunos años.
Pensando que la genialidad puede manifestarse en apenas un párrafo, les dejo aquí dos brevísimos y hermosos textos. Uno de cada uno:
"Mientras el bombardeo reducía a añicos la trinchera de Fossalta, él se pegaba al suelo y sudaba y rezaba oh, Jesucristo , sácame de aquí. Jesús de mi vida sácame de aquí. Cristo por favor por favor Cristo. Si me salvas de la muerte haré todo lo que digas. Creo en ti y le diré a todo el mundo que eres lo único que importa. Por favor por favor Jesús de mi vida. El bombardeo se desplazó a otro lado del frente. Nos pusimos a trabajar en la trinchera y por la mañana salió el sol y el día era caluroso y bochornoso y alegre y tranquilo. La noche siguiente, de vuelta en Mestre, no le habló de Jesús a la chica con que subió a la habitación de la villa Rossa. Ni a ella ni a nadie, nunca“
Ernest Hemingway
El pueblo más cercano
Mi abuelo solía decir:
La vida es asombrosamente corta. Ahora, al recordarla, se me aparece tan condensada, que por ejemplo casi no comprendo cómo un joven puede tomar la decisión de ir a caballo hasta el pueblo más cercano, sin temer —y descontando por supuesto la mala suerte— que aun el lapso de una vida normal y feliz no alcance ni para empezar semejante viaje.
Frank Kafka